GEOINGENIERÍA Y CAMBIO CLIMÁTICO
"La geoingeniería es la manipulación tecnológica deliberada, a gran
escala, de los sistemas de la Tierra –los océanos, los suelos y/o la
atmósfera–, incluyendo los relacionados con el clima [1].
Sus defensores la presentan como un remedio para mitigar el cambio
climático, lo cual es una visión reduccionista, que ignora la
complejidad de los sistemas naturales y no tiene en cuenta los graves
daños colaterales que puede generar. Al mismo tiempo, elude abordar el
origen y las causas del problema del calentamiento global, que no son
otras que el actual sistema global industrial capitalista."/.../
/.../ La geoingeniería incluye tecnologías tan descabelladas tales como la
cubrición de grandes extensiones de desiertos con plásticos
reflectantes; megaplantaciones de cultivos transgénicos con hojas
reflectantes; almacenamiento de CO2 comprimido en minas abandonadas y
pozos petroleros; inyección de aerosoles de sulfatos (u otros
materiales, como el óxido de aluminio) en la estratosfera para bloquear
la luz del sol y blanqueamiento de las nubes para reflejarla; desvío de
corrientes oceánicas; fertilización de los océanos con nanopartículas de
hierro para incrementar el fitoplancton y, así, capturar CO2; enterrar
enormes cantidades de carbón vegetal (biochar) para eliminar CO2; etc.
Los métodos de geoingeniería pueden clasificarse a grandes rasgos en
dos grupos: manejo de la radiación solar y secuestro de CO2. En este
artículo nos centraremos en el primer grupo y, en concreto, en la SAG
(Stratospheric Aerosols Geoengineering)./.../
/.../ A partir de ese momento son muchos los países que reconocen que han
llevado a cabo la siembra de yoduro de plata en nubes: EE UU, Tailandia,
China, Australia, Sudáfrica, Rusia, Emiratos Árabes Unidos, Israel,
México, España, Colombia, Venezuela, etc. En algunos casos se ha
especulado sobre la relación de esta práctica con inundaciones
catastróficas (Lynmouth Devon, 1952 [7]; Rapid City, 1972 [8]).
En el Estado español, concretamente en la isla de Gran Canaria, se
llevó a cabo entre 1984-85 y de forma intermitente hasta el 1992, un
programa de investigación para incrementar las precipitaciones [9],
que según la prensa pudo tener relación con un episodio de
inundaciones. El Estado de Israel lleva más de 40 años de modificación
climática con yoduro de plata haciendo siembra de nubes para aumentar la
precipitación, hasta el punto que Esperanza Aguirre fue a visitar
Israel interesándose por la siembra de nubes para aumentar la lluvia en
la Comunidad de Madrid. [10]
Desde
1974 también se han llevado en el levante ibérico cabo experimentos con
yoduro de plata en el marco de la lucha contra el granizo, financiados
por el Ministerio de Agricultura y Agroseguro [11].
Es conocido que durante el año 2008 el Gobierno chino recurrió a la
modificación climática para alejar nubes durante la realización de los
Juegos Olímpicos de Beijing. En 2009, 260 técnicos y 18 aeronaves
aseguraron un cielo sin nubes ni lluvia el día del desfile militar del
60 aniversario de la República Popular China.
En algunas ocasiones los experimentos han tenido finalidades
puramente militares. Así, un programa secreto de las fuerzas aéreas
norteamericanas, hoy desclasificado, tuvo lugar en la guerra del Vietnam
entre el 1966-1971. Consistió en 2.300 misiones de vuelo para hacer
siembra de nubes con aerosoles de yoduro de plata para prolongar los
monzones y provocar inundaciones, con el objetivo de hacer intransitable
la ruta de abastecimiento Ho Chi Minh y destruir la cosecha de arroz,
vital para el pueblo vietnamita./.../
/.../Geoingeniería e ingeniería genética: una sinergia peligrosa
Las empresas agrobiotecnológicas, de combustibles agroindustriales y
de biología sintética participan en la carrera de desarrollar “cultivos
climáticos” que teóricamente secuestrarían dióxido de carbono,
reflejarían los rayos solares o soportarían presiones ambientales
atribuibles al cambio climático, como calor extremo, sequía, radiación
UV y salinidad. Así, un informe del 2008 del grupo ETC identificó 532
solicitudes de patentes sobre rasgos diseñados con ingeniería genética
para adaptación al cambio climático. Las más grandes empresas químicas
del mundo (BASF, Monsanto, DuPont, Dow, Bayer y Syngenta) están
desarrollando “cultivos OGM climáticos”.
En 2008, BASF y Monsanto se lanzaron juntas en una empresa de riesgo
compartido a financiar la investigación agrícola más cara de la
historia, 1.500 millones de dólares para desarrollar cultivos
“climáticos”, y en 2010 invirtieron 1.000 millones de dólares más en el
desarrollo de semillas OGM listas para el cambio climático.
En octubre de 2013 Monsanto compró Climate Corp. por 930 millones de
dólares. Se trata de una empresa líder en acumulación histórica de datos
de cosechas ligadas los eventos meteorológicos, y que se dedicaba a los
seguros meteorológicos agrarios en EE UU [15].
Según un informe del ISAAA (International Service for Acquisition of
Agro-biootech Applications), entre 2013-2014 en EE UU se pasó de 50.000
hectáreas del maíz tolerante a sequía Droughtgard a 250.000.
Como advierte el grupo ETC, que se produzcan industrialmente cultivos
“listos para el cambio climático”, controlados por un pequeño número de
empresas transnacionales apoderadas de la cadena industrial de
alimentos, tendrá consecuencias muy serias tanto para el cambio
climático como para la seguridad alimentaria.
Jordi Brotons, biólogo ambiental y agricultor orgánico, miembro de la Plataforma por la Soberanía Alimentaria de Alicante.
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