Hace unos años hubo una campaña en TV que decía: "Cuando el monte se quema, algo tuyo se quema"
Es cierto. Pero para algunos aprovechados (y los hay de diversa índole) cuando el monte se quema, además, su cuenta bancaria aumenta.
Este crimen, este acto terrorista, no está debidamente perseguido ni castigado por las leyes. Unas leyes que se hacen a medida de los especuladores de la tierra: los que viven del pelotazo, del engaño, de la avaricia. Los aprovechados sin escrúpulos que de la forma más cobarde y vil, escondidos como malbichos, queman el monte y con ello la Vida que a todos nos pertenece.
Cuando alguien intencionadamente quema el monte, nos está agrediendo a todos. Cuando alguien quema el monte, se está mofando en nuestra cara de su hazaña delictiva de la que saldrá impune porque nadie tiene el valor de denunciar, porque las nueva leyes favorecen su delito al desarmar a los que pueden perseguirles de manera más efectiva.
Cuando alguien quema el monte, ha destruido nuestro futuro. Nos lo ha robado para beneficiarse personalmente de alguna manera.
Estos miserables, inconscientes, energúmenos de la peor calaña, no merecen nuestro silencio ni nuestra protección.
Todos somos garantes de los montes y a ellos nos debemos con nuestra defensa activa. El que calla es partícipe del crimen. ¡Basta ya de proteger a delicuentes!
Exijamos una mayor celeridad en la investigación y castigo de estos actos delictivos. Exijamos que no se puedan recalificar esos terrenos hasta pasados treinta años. Exijamos que los Agentes Forestales puedan ejercer de nuevo su cometido y pro del cuidado del monte y la prevención de los incendios. Denunciemos a los pirómanos.
Hay muchas posibles causas de esta tragedia que está asolando nuestra tierra, pero todas tienen un origen en común: alguien sin escrúpulos encendió la mecha y ya no hubo marcha atrás.
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